La  'máquina' en la que se centra la película es el mismo Alan Turing (Benedict Cumberbatch), todo un referente del siglo XX en la historia de la comunicación. Los entendidos y biógrafos manifestaron que siendo un experto en matemáticas, tenía problemas para interactuar emocionalmente con personas. Lo que no es tan conocido -si es que fue así- es que fuera tan parecido a Sheldon Cooper, como no se ha tardado en señalar, lo que realmente lleva a veces a sacar al personaje de la narración dramática.

 Es inevitable hacer una comparación con el otro biopic en carteleras, y la verdad es que la estructura narrativa sirve mejor para contarnos la vida de Turing, que en La teoría del todo. En Descifrando Enigma, asistimos a una historia, y no a una sucesión de reconstrucciones de hechos en mayor o menor medida similares a la realidad. Las experiencias en la vida del protagonista, incluida la conocida discriminación por su homosexualidad que marcó el rumbo de su vida desde su juventud, deciden el camino que lo lleva a desarrollar la calculadora más potente hasta el momento, y la situación que la II Guerra Mundial supone para su país permite que todos los medios posibles estén a su alcance, siempre que sirva para desencriptar el sistema cifrado de Enigma en poder de los nazis.

 En un mínimamente consistente guion, vemos cómo los personajes que orbitan al rededor de Turing le sirven como herramientas para buscar la resolución del destino que decide enfrentar. Pero no llegará a su destino sin encontrarse con pequeñas moralinas en contra del bullying y en defensa de la comprensión y estimación para con las personas diferentes, que son muy importantes y sustentan el valor moral del film, pero se repiten sucesiva y literalmente como si el espectador necesitara que se las subrayasen. Cada vez que el protagonista pone en práctica una frase que le haya servido para su filosofía de vida, la repetirá: "La violencia busca satisfacción" o "Las personas que nadie imagina capaz de algo, son capaces de algo que los demás no pueden imaginar". Buenas moralejas que por tan repetidas, acaban perdiendo su valor.

 Puede ser por ello más un film educativo y también útil para hacerse una idea de la repercusión de Alan Turing para nuestra época, no solo en la Segunda Guerra, sino también como inventor de la primera computadora. Si la historia no se aleja demasiado de la realidad, podemos entender que esa primera computadora fue creada por una mente que funcionó precisamente como otra computadora.